Yohana Mercado, un ejemplo de superación.

Vivía abajo de un puente y logró salir adelante, todo un ejemplo de humildad y voluntad.

Yohana Mercado, un ejemplo de superación.

Esta es la historia de una nena con voluntad de gigante que, con sólo 12 años, "y estudiando mucho mucho"se convirtió en abanderada, pese a que ella y sus cuatro hermanas vivían bajo el puente Maipú. Lo mas temido en la oscuridad de la noche, eran las crecidas del río Suquía. Recuerda.

Su escuela, un edificio con aulas semidestruidas, a la que llegaba caminando "treinta cuadras de ida y treinta de vuelta" con dos zapatillas del mismo pie. La batalla cotidiana de la nena del pelo negro, "lavado con agua fría del río", y que a falta de mochila, usaba una bolsa de plástico para cubrir su único tesoro: el cuaderno que "escribía desde la parte de atrás de la tapa hasta el final final, y con letra chiquita". La sin mochila. La sin cartuchera. La alumna infaltable que cuando la alcanzaba la lluvia en el camino, no aflojaba, y llegaba descalza, y con las zapatillas abrazadas contra el pecho, para protegerlas del agua.

"En el estudio encontré paz y libertad. Al principio pensé que era normal lo que me pasaba [vivir en la calle] y que le sucedía a todos los niños. Mi familia pasaba por un mal momento, estudiar me ayudaba; ir al colegio, también. Eso me hacía olvidar lo que pasaba en casa. A veces no comía, pero necesitaba leer", contaba la joven.

A falta de libros para leer, se escribía sus propios cuentos en los pedacitos de papel que encontraba en la basura. Que sólo se había asomado al mundo de "Harry Potter" gracias a unas "hojas sueltas" que llegaron con el viento. Johana, la hija del lustrabotas. La de una mamá prolífica, víctima de la ignorancia y la miseria. Una mujer que, "porque no la atendieron a tiempo perdió un bebé", y por la cual Johana, con una convicción que apabulla, se juró ser abogada: "Para que a otras mujeres no les pase lo mismo".

Una vez que se conoció su historia una avalancha de cartas y correos electrónicos recibió eldiario. Hombres y mujeres que se ofrecieron a ayudarla. A apadrinarla en sus estudios. Gente que, en su mayoría, apenas llegan a fin de mes. Algunas de esas intenciones quedaron en palabras. Otras, llegaron a la casa fucsia y blanca de los Mercado, en cajas con útiles, libros, ropa, guardapolvos y hasta una TV.El lunes pasado, en su primer día de clase, Johana fue la reina de la escuela: de punta en blanco, zapatillas nuevas, mochila negra, escarapela, y con "la misma humildad y generosidad de siempre", según describió la señorita Verónica Ruiz. Su otra maestra, Adriana Novaresio, reveló que Johana, "contra lo que uno podría pensar, no hizo acopio de lo que le sobró: les regaló mochilas a compañeritos que no tenían; trajo cuadernos, lápices, y donó libros repetidos a la Biblioteca de la escuela".Las dos mujeres coincidieron en que "lo de Johana Mercado fue como si estallara una bomba entre sus compañeros: se ha convertido en un ejemplo y ahora todos tratan de imitarla. En esfuerzo y en solidaridad". Pero, atentas a "la carga" que eso puede significar para la nena, las maestras aseguraron que intentan "que no se sienta obligada a ser perfecta. Se lo decimos. Pero vemos que ni hace falta: tiene una lucidez y está tan en su eje, que este revuelo parece no haberla afectado"

"Ahora tengo una cama cucheta", dice feliz de haber ganado "el piso de arriba". Pasa al otro dedo: "Leí todo 'Harry Potter y la piedra filosofal', y hasta vi la película por la televisión. Pero es mejor el libro", evalúa frunciendo la nariz. Sigue. "Tengo papel para escribir, dibujar, estudiar y, lo más importante, es que la casa tiene techo y paredes. Ya no tengo frío. Y cuando llueve —confiesa bajando la voz—, aunque todavía me queda miedo, ya no nos mojamos. Y vos no sabés lo bueno que es eso".

Sus  hermanas siguen en contacto con ella, en un tiempo se hizo cargo de ellas y tuvo que cumplir un rol de padre y madre. Sus hermanas están en institutos de menores pero esta con ellas siempre.

La estudiante contó sus anhelos profesionales y personales y dijo no guardar rencor a sus padres: "El ejemplo que me dieron mis padres fue un ejemplo por oposición. No quisiera que mi hijo pase necesidades. Mi sueño es recibirme de abogada y dedicarme a lo penal juvenil y ser una muy buena mamá. Estudio y trabajo y, a veces, no me doy cuenta de todo lo que hice", manifestó.

La joven hoy hoy con de 23 años, estudia Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), está embarazada de cinco meses y trabaja en Tribunales de esa ciudad.

Todo un ejemplo de superación, felicitaciones Yohana!

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